El amor y los celos son cosas bien diferentes. La persona celosa y controladora debido a su propio miedo e inseguridad vive continuamente amenazada y cree que cercando al otro nadie se lo podrá quitar. El control y los celos expresan desconfianza y deseos de dominio, lo cual viene a significar que al otro se le considera como una posesión, como algo propio sobre lo que se puede decidir, por tanto no se le respeta como persona. Así que cuando saltan a escena los celos en realidad no hablamos de amor sino de deseos de dominio. La persona celosa y controladora cree que puede modelar y dirigir al otro a su gusto y si no lo consigue se enfada y puede llegar a manipularlo e incluso a agredirlo para intentar dominarlo y que siga bajo su control.
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