El que agrede a otro y le hace daño para imponer su opinión o su deseo no lo ama, no lo respeta ni lo valora. Quien bien te quiere no te hace llorar.
Quien bien te quiere cuando se enfada contigo te lo hace saber pero no te culpa de su enfado ni la paga contigo. No te hace sentir culpable de cómo se siente. Es responsable de su manera de ser, de sentir y de actuar. No echa la culpa a nadie. Puede pedir cambios pero no los exige ni los impone. Dialoga, habla, expone sus razones, admite otras formas de ver las cosas, busca alternativas, establece acuerdos, se coloca en puntos de encuentro.
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