¿CREES QUE SI QUEREMOS MUCHO A OTRA PERSONA PODREMOS CAMBIARLA?

No podemos cambiar al otro, sólo podemos actuar sobre nosotros mismos y con eso ya tenemos suficiente tarea. Los sapos no se convierten en príncipes por mucho que los beses. El sapo que quiere cambiar a príncipe es porque se horroriza de sí mismo al verse en el espejo de la mirada de los otros y valientemente decide dar ese paso él solito, por propio convencimiento y sabiendo que la cosa llevará su trabajo.

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